Por Antonio Ortiz Vázquez, Presidente de Forjadores de México, A.C

Medir y gestionar adecuadamente el impacto que las acciones empresariales es una acción fundamental para construir una reputación sólida para las partes interesadas.

Se impone así el modelo económico inclusivo, aprovechamiento de las tecnologías disruptivas e incorporación de los avances logrados a partir de la crisis sanitaria, como la agilidad en la operación y cambios de gestión.

Una de las prioridades actuales es generar prácticas sustentables de forma sistematizada. Esto porque será benéfico para la reputación de las organizaciones y generará diferenciación ante otras compañías. Al mismo tiempo, las mejores prácticas ambientales, sociales y de gobernanza representan un factor de competitividad.

Es importante mencionar que los grupos de inversionistas priorizan proyectos sostenibles y el acceso a capital es más difícil de conseguir para los negocios que no tienen procesos de este tipo. Es decir, las prácticas ESG no sólo representan una oportunidad de diferenciación en el mercado, también son parte sustancial de las oportunidades de comercialización, participación de mercado y oportunidades económico-financieras.

Bajo esta perspectiva, es necesario que las compañías implementen o mejoren sus estándares de reporteo y medición de temas ambientales, sociales y de gobierno corporativo para evaluar adecuadamente sus impactos.

En el actual ambiente de negocios, es imprescindible la adopción real de conceptos como la economía circular. No sólo son importantes para los stakeholders, sino que demuestran un interés creciente por conocer los procesos involucrados en un producto o servicio y el impacto que esto tiene en el ambiente y la sociedad.

De manera simultánea, los negocios que iniciaron un proceso de transformación digital e innovación tecnológica antes de la pandemia, fueron más resilientes durante la crisis. Así, deben mantenerse en un proceso de innovación continua para seguir preparados ante cualquier disrupción. Esto conduce a buscar alternativas que optimicen las operaciones.

Al mismo tiempo, debe impulsarse la innovación continua.

Ya sea que la innovación empiece desde cero o sea incremental, las estrategias de innovación lograrán asegurar la permanencia, incrementar las ventas y la productividad, satisfacer las necesidades actuales del talento y mejorar la experiencia del cliente, cuyas preferencias y tendencias de consumo cambian constantemente.

Los esquemas digitales de trabajo, asimismo, representan una gran oportunidad para aprovechar la capacidad de los colaboradores e impulsar las ideas.

Las organizaciones que logren fortalecerse en 2022 serán aquellas que no solo logren ser resilientes ante la pandemia, sino que cuiden la reputación de su marca a largo plazo y se enfoquen en construir un entorno laboral incluyente, negocios más sustentables y adopten la transformación digital, factores necesarios para restaurar la confianza, así como para afrontar futuras crisis y convertirse en las empresas más amadas.