Oaxaqueña de nacimiento y tehuacanera por elección, la siempre bien recordada Señorita Socorrito Romero Sánchez, desde muy joven vio en Tehuacán, Puebla, una fecunda tierra para establecer con éxito pequeñas granjas avícolas junto con su familia. Un pequeño emprendimiento, pronto se convirtió en una microempresa que dio trabajo y sustento a los habitantes de la región y sus alrededores.

 

El trabajo de muchas décadas es la base de la herencia de 200 millones de pesos. Sin embargo, Grupo Socorro Romero Sánchez como corporativo tiene presencia en distintos ramos de la economía como el turismo, los combustibles y algunas variadas inversiones más. Una empresa de calidad mundial y de varios frentes de inversión.

 

La inigualable figura de Socorro Sánchez, emblemática por sí sola, ha sido ultrajada y ridiculizada por la diputada local que hoy, a conveniencia, se autonombra Olga Lucía Romero Garci-Crespo, pero que por más de 30 años se llamó Mónica Caballero Garci-Crespo. El conjunto de sus acciones deplorables en el juicio que ella emprende contra los herederos legales, la descalifican como persona digna y respetable, como sí lo fue en vida la “hija predilecta de Tehuacán”.

 

Socorrito estaba en sus cabales a la hora de firmar su testamento. Siempre gozó de gran determinación, hasta sus últimos días asistió a su empresa con su tanque de oxígeno para corroborar, de primera mano, el óptimo funcionamiento de su emporio.

 

Una mujer con tal éxito que dejó sus asuntos arreglaos antes de partir, fue incapaz de prever el escándalo que desataría la codicia de sus familiares que, en vida, nunca tuvieron contacto. El asunto se vuelve también indignante, una cuestión de honor y justicia.

 

En combinación con el cambio de apellido, las dudas sobre su verdadero padre biológico, la falsificación de certificados médicos, el encubrimiento y la desaparición de pruebas, el tráfico de influencias y un conjunto de delitos graves que siguen saliendo a flote en el curso de la investigación. La opinión pública sigue exigiendo que tales acciones sean sancionadas sin miramientos.

 

Socorro Romero Sánchez y la comunidad en general claman justicia al gobierno poblano. La causa de la justicia es la que pelean los herederos de la querida Socorrito que desde donde esté exige justicia para, por fin, descansar en paz. La última voluntad de los muertos debe ser respetada. Nadie tiene derecho de robarlo que no es suyo.