Por Miguel Ángel Contreras, artista plástico

Somos hijos del sol y nuestra naturaleza es brillar, decían los aztecas. Y en don Quijote de la Mancha se representa la modernidad con los molinos de viento. Ambas ideas, aparentemente inconexas son las que me permitieron fraguar una nueva manera de presentar a la Décima Musa.
Me atreví a representar a Sor Juana Inés de la Cruz en una celda solar en la exposición “33 Sor Juanas y 1000 hombres necios” exhibido en el castillo de Chapultepec el día de la mujer. Con el reto de presentar a la autora de Redondillas participó la Gran Artista mexicana Teresa Galván, Pilar Rincón, el Fotógrafo duranguense Didier Bracho y quien esto escribe y cuyo objetivo fue generar propuestas para que cada espectador co creara su propia Juana de Asbaje.
Así, en una celda solar, que capta la energía y la transforma en luz, Sor Juana alumbra nuestro entendimiento con sus palabras, palabras de antes y de siempre, eternas como los astros.
Nuestros antepasados siempre veneraron al sol y lo representaron en la tortilla que representa el disco solar: debe ser amarillo, caliente y consumirse de forma sagrada.
El razonar individualiza, el sentir pluraliza. Don quijote de la mancha después de salir del capitulo de los batanes dice a su fiel escudero: “mira Sancho: no cabe duda que los refranes populares son sabiduría pura, donde se cierra una puerta se abre otra – ¿Ves allá el yelmo de oro de mambrino que trae ese caballero en su hermoso corcel?
Sancho contestó: _ solo veo un burro y un jinete venir-
A lo cual don quijote le replicó:
_ ¡Quítate cobarde, esta batalla solo es para mí! y picando las costillas de rocinante salió a trote veloz y empuñando su lanza, decidido a cometer. Resulta que de un pueblo grande a un pueblo pequeño venia un barbero en su burro y al parecer estaba lloviznando y tenia un sombrero nuevo y se puso una palangana metálica en la cabeza. Al ver que venía un loco desaforado contra él, se bajo del burro y se echo a correr dejando la bacía caer. Cuando llego Don Quijote la tomó y se la colocó en la cabeza.
Llego Sancho corriendo y Don quijote le preguntó:
_ ¿Cómo me veo Sancho?
_ Como un caballero de triste figura.
_Me gusta y desde hoy me nombraré como “El caballero de la triste figura”.
Para los ingeniosos de la Casa de Arte TKMACH, el Yelmo de Oro de Mambrino lo tomamos como nuestra más alta insignia y lo compartimos a quien aporte con nobleza, cortesía, creatividad, distinción, buenos modales, generosidad y a todo lo que nos humanice.
El pasado 30 de abril se rindió un homenaje por su trayectoria de 50 años en la escultura al maestro Francisco Romero, donde se le otorgo el honorifico reconocimiento el Claustro Doctoral Hispano Honoris causa a través del Rector, Doctor Raúl Ramírez Cruz.
Ese mismo día se entregaron otros reconocimientos por parte de la Doctora Honoris Causa Maria Teresa Galván Rivas a diferentes personalidades como la maestra Marcela Ponzanelli, Dra. Ivette Estrada, Dr. Rony Soto, Dr. Nehemias Martinez, Arqueólogo Eduardo Ramos, Lic. Román de la Cruz, Lic. David Antonio Contreras y al Mtro. Octavio Urbina.
Así, cuando veas una lucecita brillar, síguela aun que te lleve al fango, entonces sabrás que no es la estrella que buscabas, gracias por la luz que nos regalaron a todos los que participaron en este magno evento, a todos los que se les otorgo el Yelmo de Oro de Mambrino se les desean infinidad de estrellas en sus corazones, para que siempre brillen y destellen por dentro y por fuera, y sirvan de faro guía a todos los que los queremos, admiramos y respetamos.